Aquí no vale el "cualquier portafirmas me sirve". Elegir el adecuado es casi un arte. Primero, analiza el tamaño: no querrás uno donde apenas entren tus documentos. Piensa en uno que tenga compartimentos adicionales; porque, seamos realistas, siempre llevas más papeles de los que crees.
El material también importa. Si lo que buscas es durabilidad y envejecer con estilo, uno de cuero es la opción. Pero si prefieres algo más ligero y moderno, los de materiales sintéticos pueden ser tu elección. Finalmente, no subestimes el cierre: un buen cierre significa que nada de lo que guardes se escapará al primer despiste.